Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

El Sr. PRESIDENTE: El Sr. Presidente del Consejo de Ministros tiene la palabra.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): No nos podemos entender S. S. y yo, porque de las cosas que he dicho no resulta nada de lo que afirma S. S. ¿De dónde saca S. S. que de lo que yo he dicho resulta que vamos a tirar nada al mar? (El señor Canalejas: Resultará, aprobado el presupuesto, y eso lo ha dicho el Sr. Ministro de Marina.) Como S. S. me contestaba a mí, resulta que yo no he dicho que se vaya a tirar nada al mar. (El Sr. Canalejas: Es que como el Ministro calla, me dirijo a S. S.) El Ministro ya ha contestado y ha dicho su pensamiento, y ha contestado cumplidamente, en mi opinión; pero además de esto he contestado yo también a S. S. Me parece que el discurso más contestado es difícil de encontrar.

Pero S. S. me ha hecho al final una indicación que no venía a cuento; lo que dejo yo para el porvenir, es porque no es posible hacerlo de presente.

Si fuera posible hacerlo, más cuenta que a nadie me tenía a mí realizarlo; que nadie había de sacar más gloria de la reorganización de la marina que el que la llevara a cabo. Cuando no lo hacemos hoy, es porque no podemos, y no haciéndolo hoy, se puede hacer mañana; que muchas veces por precipitar las cosas suelen no realizarse.

En cuanto a las reformas políticas, yo no sé que las aplacemos. El Gobierno ha hecho todo lo posible por que ciertas reformas no se aplacen; y ahora voy a confesar a S. S. otra cosa, y esto sí que era un secreto: el Gobierno ha presentado todos los proyectos de ley de reformas políticas a que venía comprometido. Unas están en el poder de las Comisiones, algunas se han realizado ya, y otras están a punto de ser discutidas o están discutiéndose en las Cámaras.

Y aquí está el secreto; quizá yo he podido precipitar la discusión y aprobación de alguna reforma importante; pero ¿sabe S. S. por qué no he querido precipitarla, aun cuando no la haya detenido de ninguna manera? Pues ha sido porque en mi deseo de llegar a una conciliación con todos los elementos liberales que aceptan la legalidad, he querido que esos mismos proyectos de ley y esas reformas puedan ser base de nuestra reconciliación.

Por lo demás, si no se han precipitado más, ¿es porque sólo el Gobierno contribuye a que las reformas marchen de prisa? ¿Os habéis levantado a pedir su pronta discusión por los medios que tenéis y por vuestra influencia? ¿Cómo no lo habéis hecho? ¿No habéis sido presidentes e individuos de esas Comisiones? ¿Se ha hecho sentir la influencia del Gobierno para detenerlas? Nada de eso; porque si algo se ha hecho, ha sido para precipitarlas. Por consiguiente, no me culpe su señoría de este retraso, del que el Gobierno no tiene culpa ninguna.

Y volviendo a la cuestión de la marina, que no tiene nada que ver con ésta, le digo a S. S. que no se pierde tiempo ninguno en la reorganización. Yo aseguro a S. S. que el Ministro de Marina está autorizado para que en lugar de tirar esos fondos al mar, vaya organizando y dando forma a su proyecto, siempre dentro de la ley, y que antes de que pudiera ser necesario autorizarle para más, estará en realización el plan del Sr. Ministro de Marina con los recursos suficientes, quizá más a satisfacción de S. S. que si hubiéramos realizado el plan que S. S. nos propone; porque eso es lo que está en estudio, y el Gobierno está convencido de que podrá hacerse la reforma de la marina mucho más de prisa que por los medios que S. S. propone, sin cargar el presupuesto de tal manera que resulte un déficit, cuando lo que queremos es presentar ante las Naciones extranjeras un presupuesto nivelado, siquiera para que nuestro crédito no descienda de la altura que ya ha alcanzadlo, sino que, por el contrario, la tome a medida que se vayan desarrollando los servicios públicos. [3408]